Un simple error en informática puede significar echar por tierra todos los propósitos de su empresa por cumplir la normativa de protección de datos y proteger su información. Y además puede costarle mucho dinero en multas.

Por eso, lo más importante es instaurar ciertas pautas de seguridad, que todo el personal tenga claras e interiorizadas, que eviten a su empresa correr riesgos. Pues en materia de seguridad de la información muchas veces la clave está en tener en cuenta pequeñas rutinas diarias a la hora de acceder a internet o al e-mail. Por ejemplo:

Si sus trabajadores comparten equipos informáticos, es importante que esté desactivada en el navegador de internet la opción de almacenar contraseñas y nombres de usuarios (que está pensada para permitir cumplimentar automáticamente formularios online). Lo que ofrece mayor seguridad es que cuando un trabajador termine de utilizar un ordenador de uso compartido elimine todos los archivos temporales, las cookies y el historial de internet del navegador. Esto se puede configurar en cada ordenador o a través de políticas de Windows, de forma que todos los ordenadores de la empresa tengan automáticamente habilitados estos requisitos.

Otra cuestión es que los trabajadores deben ser conscientes de que al enviar un mismo e-mail a múltiples destinatarios les están revelando a todos ellos todas las direcciones de correo electrónico que aparezcan en los campos de “destinatario” (o “para”) y en los de “CC” (“con copia”). Para evitarlo, deben incluirse a los destinatarios del mensaje en el campo de “CCO” (“con copia oculta”), de forma que ningún destinatario vea las direcciones del resto.