Dónde encontrar la motivación

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¿Qué es la motivación?
Una persona está motivada cuando emprende algo con ilusión, superando el esfuerzo que deba realizar para obtenerlo. Así, podemos definir la motivación como el proceso psicológico por el cual alguien se plantea un objetivo, emplea los medios adecuados y mantiene la conducta con el fin de conseguir dicha meta. Tres hombres están trabajando en la construcción de un edificio. Alguien que es un observador externo se dirige a ellos y les pregunta ‘¿qué están ustedes haciendo?’ El primero, casi sin inmutarse, le responde: «Aquí estoy poniendo ladrillos» El segundo, levantando la cabeza y dejando a un lado por un momento su actividad, le comenta: «Estamos construyendo un muro». El tercero, orgulloso de su trabajo, afirma: «Construimos la iglesia de mi pueblo».
Pues bien, ¿qué nos moviliza? 
Las teorías que se basan en el manejo de incentivos parten de un presupuesto: las personas suelen realizar comportamientos con el objetivo de obtener algún beneficio y evitan o dejan de hacer aquellas conductas que conllevan un daño. Para este enfoque toda modificación de conducta se realiza básicamente a través de refuerzos, recompensas o mediante la evitación u omisión de aquello que sea desagradable. ¿Cómo podemos realizar de manera efectiva ese proceso? La presencia de un estímulo reforzador ante la emisión de una conducta incrementa la probabilidad de repetir esa respuesta. Se le suele aplicar también el término de condicionamiento de recompensa, ya que el sujeto es premiado por la ejecución de un determinado comportamiento. Por ejemplo, si ante la realización de una actividad que ha supuesto un gran esfuerzo se recibe la felicitación de los compañeros, nuestra labor se ve reforzada y por consiguiente, la motivación aumenta. ¿Qué tipo de refuerzos se reciben en las organizaciones? A veces, ni se tienen en cuenta, y sin embargo, están en la base de muchos de esos «intangibles». ¿Agradecemos ese «plus» de esfuerzo personal? ¿Reconocemos el buen trabajo realizado? Desgraciadamente, la experiencia de muchos es más bien la contraria, se resaltan los fallos más que los éxitos, con lo cual se castiga y penaliza. ¿Es posible motivar con el castigo? La respuesta es muy simple y clara: NO. La práctica y las investigaciones demuestran que el castigo lo que puede conseguir es eliminar una conducta, pero difícilmente creará otros nuevos comportamientos. De ahí que sea necesario el fomentar respuestas alternativas, reforzando el comportamiento deseable, y evitar en la medida de lo posible los estímulos punitivos.
  • Refuerza y estimula. Difícilmente se adquiere un nuevo aprendizaje si no se presenta una alternativa.

  • Comunica e informa. La comunicación es una valiosa herramienta de motivación.

  • Trabaja en equipo. Se movilizan fuerzas, «sinergias» o posibilidades que hacen que el resultado sea más enriquecedor: «El todo es más que la suma de las partes».

  • El ser humano necesita parámetros de seguridad. Es fundamental partir de unos mínimos estables para desde ahí seguir construyendo. Genera «valor» a través de las personas.

  • Delega. Potencia la autonomía y la responsabilidad de los empleados. ¡Cuidado con caer en el «síndrome del Titanic»: el magnífico barco se hundió por su prepotencia e incapacidad para cambiar de rumbo.

  • Refuerza la autoestima de aquéllos que trabajan contigo. Resalta el orgullo propio y de pertenecer al grupo.

  • Valora y anima. «No hay mayor desprecio que no manifestar aprecio». Estimula con «intangibles» que incrementen el «salario emocional«: manifestar aprecio, tener detalles, dar retroalimentación positiva, etc.

  • Implica a todos, resalta las aportaciones de cada uno. Refuerza la «ilusión colectiva«. Aprovecha la espontaneidad, la frescura y la libertad de personas capaces e independientes. Es fundamental pasar del «Yo» al «Nosotros». «Ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros».

  • Saber estar sin notarse y saber despedirse. Deja descendencia. Si se sabe «decir adiós«, es más fácil que te recuerden positivamente y que puedan «pedirte asesoramiento» o «servirse de tu experiencia».

  • Potencia la participación. Es la manera de implicar a todos en el proyecto. Fomenta la diversidad y la «confrontación creativa«. El disenso es la base del trabajo en equipo.

Emilio José García

Director Área Jurídica

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