Cada vez, hay más preocupación social sobre qué hacer con los perfiles volcados en las redes sociales de las personas ya fallecidas. La Ley de Protección de Datos y, sobre todo, el reglamento que la desarrolla, dejan muy claro que cuando una persona muere, ya no se aplica a los fallecidos, ya no se protegen sus datos. Facebook, Twitter, Tuenti, LinkedIn… Del total de personas online, el 70% están conectadas a una red social. Y, por esta línea, de los 1.000 millones de usuarios que tiene Facebook, el año pasado fallecieron 200.000. Entonces, ¿qué hace cada empresa online con la información del difunto? Aquí vemos la manera que tienen  de actuar algunas de ellas:

• Facebook: Ya se está trabajando en perfiles “in memoriam”. El familiar debe completar un formulario. De esta forma, conviertes el perfil en una cuenta conmemorativa. Otra opción es solicitar la cancelación total del perfil.


• Twitter: Los familiares pueden recibir una copia de los tweets públicos de la cuenta del difunto si el representante digital entrega sus datos de contacto, la relación con el usuario fallecido y un link o copia del obituario.


• MySpace: Se debe enviar una copia del certificado de defunción para que se cancele la cuenta.


• LinkedIn: Es necesario enviar un certificado de defunción para la clausura del perfil.


• Gmail: Hay que ponerse en contacto con Google y facilitar en inglés el certificado de defunción.

No obstante, con todo esto,  y aunque el vacío legal es importante, está surgiendo un nuevo negocio: empresas que  hacen servicios de intermediación, que te gestionan el borrado de los datos y de las cuentas, cuya permanencia en la red puede resultar dura a nivel emocional. Se ponen en contacto con estas empresas y tratan estos asuntos.

Tenemos que tener en cuenta que las redes sociales más utilizadas tienen sus sedes en otros países y su posición puede consistir en no hacer caso a todo lo que les venga del extranjero. Simplemente aplican la legislación del país en que tienen la sede y ya.